Si una de tus motivaciones para empezar a correr fue la de perder peso, es muy probable que sobre todo al principio, consiguieras perder algunos kilitos que te estaban sobrando.
Pero es inevitable que llegue un momento en el que parezca que no sigas perdiendo o incluso, que llegues a coger algún kilo y comiences a desesperarte. Antes de desmotivarte y dejar de correr, te conviene saber un par de cosas que puede que te estén perjudicando en este punto. ¿Me acompañas?
¿Es normal no seguir perdiendo peso a pesar de hacer running?
Puede sonar raro pero es algo más normal de lo que parece. Al principio puede ser fácil perder peso cuando comienzas a hacer tus salidas, pero llega un momento en el que parece que te estancas o no consigues seguir adelgazando a pesar de salir a correr varios días a la semana. Parece una paradoja pero puede tener su explicación.
Si llegas a este punto hasta es posible que llegues a cuestionarte si merece la pena seguir practicando running si no consigues resultados. Es decir, que como uno de los objetivos principales que tienen los principiantes en el running es el de bajar esos kilos de más que se van acumulando en el cuerpo y que pueden dar lugar a los antiestéticos michelines, si no se avanza, surge la idea de dejar esta maravillosa aficción.
Probablemente casi todo lo que haces durante tus sesiones de entrenamiento está bien, pero también es posible que puedas estar cometiendo algunos pequeños errores de los que no eres consciente y que te están perjudicando a la hora de seguir por la senda de la pérdida de peso. Por eso, voy a contarte en este artículo cuáles pueden ser los motivos que expliquen que no sigas perdiendo a pesar de seguir aumentando la intensidad de tus entrenamientos.
8 Motivos por los que el Running no te está ayudando a adelgazar
1. Te has obsesionado con la báscula
No falla, llegas de tu entrenamiento y vas corriendo a subirte a la báscula para ver rápidamente cómo van tus progresos cuando has empezado a correr, pero tienes que saber que no debes obsesionarte con los números, ya que es muy posible que la cifra que te muestra este aparato sólo te está indicando el peso absoluto pero no te va a explicar qué es lo que puede estar sucediendo en tu cuerpo realmente.
El simple hecho de haber retenido algo de líquido o pesarte en un momento no adecuado puede hacer oscilar tu peso de forma que pienses que lo que estés haciendo no vale para nada, y tengas la necesidad de tirar la toalla pensando que tu esfuerzo es en vano.
No te obsesiones con la báscula y utiliza la cinta métrica como complemento para vigilar si lo que estás haciendo te está ayudando a seguir perdiendo peso.
2. Tu cuerpo retiene más cantidad de agua que antes de empezar a correr
Cuando vas aumentando la intensidad de tus entrenamientos, tu cuerpo, que es muy sabio, comienza a retener agua por dos motivos principalente. El primero de ellos es para intentar reparar las fibras musculares ante la pérdida de líquido a través del sudor, y el segundo sería para distribuir correctamente el glucógeno a los músculos activos y ser más eficiente como corredor.
Además, como vas a perder agua en tus entrenamientos a través del sudor, es muy posible que necesites beber más agua de lo normal para hidratarte bien después de correr, y esto puede añadir peso adicional a la báscula.
3. El músculo siempre pesa más que la grasa
Tienes que tener caro que no vas a ganar masa muscular de un día para otro, pero a medida que vayas progresando con tus entrenamientos y salidas, con el tiempo notarás que tu cuerpo empieza a quemar grasa al mismo tiempo que va desarrollando músculo en su lugar.
Es posible además, que cuando esto empiece a ocurrir, coincida en el momento en que notes que la cifra que vas a ver en la báscula comience a aumentar en lugar de disminuir, pero no te preocupes, ya que en este caso se trata de un cambio muy positivo. Piensa que estarás reemplazando tejido adiposo, que tiene muy baja densidad, por tejido muscular que tiene una densidad mucho más alta, por lo tanto, aunque este tejido pese más, te va a ayudar a correr más rápido y estar más en forma.
4. No quieras ver resultados a corto plazo
Hay veces que se piensa que sólo realizando ejercicio se puede perder peso, y en parte es verdad pero puede no resultar suficiente. Para perder un kilogramo de grasa corporal, en realidad necesitarías tener un déficit de energía acumulado de entre 7000 y 7500 Kcal. Esto significa que si necesitas unas 2000 Kcal para realizar tus funciones diarias y mantenerte como estás, deberías comer todos los días menos calorías hasta que logres ese déficit necesario que te permita lograr tu objetivo.
Si tú necesitas 2000 Kcal y todos los días comes 1500 Kcal, cada mes podrías perder hasta 2 kilos de grasa corporal. El cálculo sería con un déficit diario de unas 500kcal, lo que al mes contándolo de 30 días, serían unas 15.000kcal de déficit aproximadamente, lo que equivaldría a unos 2 kilogramos de grasa aproximadamente, aunque esta cantidad podría variar dependiendo de cada persona, ya que no todos somos iguales.
Por tanto, de la misma manera que no puedes esperar bajar de un minuto tu marca de 5 kilómetros de un día para otro, por ejemplo, tampoco puedes obsesionarte con pesarte cada día para ver tus progresos, ya que no sería realista intentar bajar de 3 a 4 kilos en poco tiempo. No sería ni bueno para tu salud ni realista.
5. Comes demasiado para compensar lo que has perdido corriendo
En realidad, para empezar a perder peso con el running tienes que lograr quemar más calorías de las que consumes, para lograr un desequilibrio energético que te ayude a quemar las calorías de más. En realidad tienes que conseguir un desequilibrio energético con un balance negativo que te permita esa pérdida de peso. Al correr quemas calorías, y eso te ayudará, sobre todo al principio, a lograr resultados en este sentido de una forma rápida, pero cuando tu cuerpo se acostumbra, puede que esa pérdida no sea tan sencilla. Además, cuando llevas un tiempo es muy normal que te confíes y comiences a comer cosas no del todo saludables con la excusa de ‘como hoy he corrido casi una hora, me lo puedo permitir’. Recuerda que si empiezas a consumir más calorías de las que gastas, esa pérdida de peso se paralizará, y puede invertirse y volver a ganar lo que habías perdido.
Con el running se pueden quemar muchísimas calorías, pero tienes que andar con cuidado con las comidas de alta intensidad energética que no te aportan nutrientes de calidad. Además, para que tus esfuerzos no sean en vano, recuerda que necesitas proporcionar a tus músculos una cantidad suficiente de carbohidratos y proteína para que se recuperen después de los esfuerzos realizados. Cuanto más duro entrenes, vas a sentir más hambre, y la clave para afrontar tal cambio es tomar alimentos de calidad que sean ricos en nutrientes.
Pero ten en cuenta que si no respetas la fase de descanso y sacrificas la recuperación de los músculos por no añadir unas cuantas calorías no va a ser un buen plan a largo plazo. Las cifras que puede ofrecerte la báscula son arbitrarias y si te fijas sólo en ellas puede ser perjudicial para un progreso duradero y efectivo. ¡Cuanto más equilibrada sea tu alimentación más saludable será tu vida!
6. Cuidado con las calorías ocultas
Las bebidas energéticas y los geles o barritas para deportistas son sin duda un claro ejemplo de alimentos con un alto contenido calórico, aunque esas calorías se oculten bajo los formatos de saludable y bueno para los deportistas.
Es básico que planifiques tu estrategia para que no te falten energías si vas a hacer carreras largas o entrenamientos de alta intensidad. Cuando vas a realizar un ejercicio físico que sea muy exigente, tu cuerpo va a necesitar que le proporciones energía y es verdad que los productos como las bebidas y los geles energizantes te pueden facilitar bastante esos momentos, pero piensa si de verdad son indispensables. Recuerda que es muy posible que el total de calorías que vas a quemar durante la actividad va a ser menor del esperado, ya que estás añadiendo unas calorías con las que no contabas. Con esto no te estoy diciendo que no te los tomes, sino que no abuses de ellos y que tengas esa cifra en cuenta en tu cómputo total para que no te lleves desagradables sorpresas.
7.No comes lo suficiente o pasas muchas horas sin comer
Tanto si no comes lo suficiente como si pasas demasiado tiempo sin comer, vas a acercarte a la comida con muchísima hambre y con ganas de comer de forma compulsiva, lo que se va a traducir en que vas a comer de más. De hecho, es muy probable que cuando te des cuenta que comienzas a estar lleno es que en realidad estás que revientas.
Además, lo que le ocurre a tu organismo cuando está demasiado tiempo sin comer y le llega mucha comida al cuerpo de una sola vez, es que utiliza lo que puede en e momento pero tiende a almacenar el resto con la previsión de que tardará otra vez en llegar el alimento. La consecuencia de esto es que vas a ir acumulando grasa día a día, y al final esa acumulación se va a traducir en aumento de peso, que es justamente lo contrario de lo que deseas.
8. Tus entrenamientos son siempre iguales y monótonos
Es una realidad que la naturaleza es sabia y tu cuerpo también. Si haces siempre lo mismo, tu cuerpo y tu metabolismo se acaban adaptando a la rutina. En otras palabras, tu cuerpo se adapta al esfuerzo que realizas y como consecuencia vas quemando un menor número de calorías cada vez.
Esta es una razón fundamental para que introduzcas distintas variantes cuando salgas a correr. Por eso, no puedes realizar siempre los mismos entrenamientos. Tienes que probar con los entrenamientos que introduzcan cambios de ritmo, o prueba a subir y bajar cuestas o a realizar sprints o fartleks, para que tu cuerpo se adapte a las nuevas exigencias y queme más calorías.
Prueba incluso con otros deportes distintos al running. Intenta zambullirte algún día de la semana en la piscina y nada unos cuantos largos, o coge la bicicleta para hacer unas decenas de kilómetros sobre dos ruedas. Otra magnífica alternativa puede ser ir algún día al gimnasio para ejercitarte con las máquinas por ejemplo. El truco consiste en alternar y complementar distintas actividades deportivas para hacer más activo a tu cuerpo y que queme más calorías.
Conclusión: Concéntrate en lo verdaderamente importante
Aunque pueda sonar raro es algo más comúnde lo que se piensa, y es que llega un momento en que la pérdida de peso parece que se estanca y que no se consigue adelgazar a pesar de matarse a correr durante varios días a la semana. Puede sonar paradójico pero es al fin y al cabo tan real como la vida misma.
Ten en cuenta que aunque con este deporte se queman más calorías que con cualquier otro ejercicio, no tienes que obsesionarte con la báscula ni basarte sólo en ésta para conocer tu condición física. En lugar de fijarte sólo en los kilos de más o en los que pierdes, piensa en todos los beneficios que te aporta el running, como los niveles de energía que te aportan, la fuerza que tienes y tu estado de ánimo, que son mejores indicadores para saber cómo estás progresando. Así que, no te fijes sólo en la báscula sino en todo lo saludable que vas a estar y sigue corriendo.