Aunque no hayas sido víctima de ello seguramente habrás oído hablar de las famosas pájaras de los deportistas, sobre todo en competiciones o carreras. Ocurre cuando la persona que la sufre de repente, empieza a experimentar un desagradable malestar general que se va apoderando de su cuerpo y no le deja seguir adelante.
En este artículo vas a conocer cuáles son los síntomas de una pájara para que seas capaz de identificarlos rápidamente. También vas a conocer cuáles son las causas que producen este desfallecimiento y, por supuesto, consejos útiles para prevenir que te ocurra.
¿Qué es una Pájara y Cómo Identifico sus Síntomas?
Una pájara vendría a ser un desfallecimiento hipoglucémico si buscamos un término más médico. También puede definirse como una afección que suelen padecer normalmente personas que practican deportes aeróbicos de alta intensidad, como en el caso del running o del ciclismo.
En términos generales se produce un agotamiento excesivo que genera una indisposición general que te impide seguir con el ejercicio en cuestión que estés realizando. Al haber un falta de energía para hacer frente al esfuerzo, tu cuerpo empieza a fallar.
Van a aparecer numerosos síntomas que van a obligarte a parar. Esto ocurre cuando las reservas de glucógeno que tienes se agotan completamente. Se va agotando tu energía, de igual modo que un móvil cuando se va quedando sin batería y se apaga al final.
Podrás identificar fácilmente los signos que te dará tu cuerpo cuando vayas a sufrir uno de estos desfallecimientos. Estos son los síntomas más habituales:
- Visión nublada y confusa con alucinaciones o alteraciones en la visión.
- Agotamiento extremo y debilidad.
- Calambres, tirones y fatiga muscular.
- Exceso de sudoración y sensación de deshidratación.
- Desorientación, mareos, vértigos y náuseas.
¿Cuáles son las Causas de una Pájara?
Las causas más comunes que hacen que aparezca un desfallecimiento o una pájara son una mala alimentación, una falta de hidratación o el cansancio excesivo. Pero también puede haber otras causas que puedan influir en su aparición como pueden ser las condiciones meteorológicas, como por ejemplo en un día calor excesivo en el que no hayas tomado las medidas preventivas para correr.
Pero entonces, ¿cuál es la causa principal?. Como te he comentado antes, el desfallecimiento se produce principalmente por falta de energía. Cuando estás realizando un ejercicio muy intenso, la mayor parte de esa energía la generas gracias al glucógeno que tienes.
Si sigues una dieta normal, eres capaz de almacenar en tus reservas entre 350 y 400 gr de glucógeno, que vienen a ser unas 1.500 calorías.
Pero si sales a correr, vas a necesitar entre unas 600-800 calorías por hora. Por lo tanto, si haces los cálculos, comprobarás que en menos de 2 horas tus reservas de glucógeno es posible que se agoten.
Esta hipoglucemia, que no es otra cosa que la falta de glucógeno, empieza a desencadenar una multitud de procesos que acabarán por provocar el desfallecimiento mientras corres. El cerebro, cuyo principal alimento es la glucosa, empieza a dejar de funcionar a pleno rendimiento. Por eso se te nubla la visión y deja de mandar impulsos de forma correcta. Eso provoca que tus músculos no se muevan adecuadamente y se resistan a seguir ejercitándose.
El corazón y la circulación sanguínea también van a salir perjudicados. Tus músculos van a empezar a generar más ácido láctico, por lo que tu circulación sanguínea se va a ver ralentizada, y si además hay una falta de hidratación y sales, el flujo de sangre también se va a ver reducido. Ambas cosas, hacen que el corazón tenga que trabajar bajo un esfuerzo máximo haciendo que el agotamiento sea mayor.
¿Cómo debo Reaccionar Cuando Ocurra?
Da igual que seas un corredor novato o veterano, ya que nadie está a salvo de sufrir esta afección en algún momento. Si vas a dedicarte a practicar la resistencia en tus entrenamientos corriendo durante mucho tiempo o pretendes correr una maratón, las probabilidades de padecerla aumentarán.
Antes de salir a correr es conveniente que hagas un repaso mental de las calorías que has ingerido ese día, la hidratación y otros agentes externos que pueden afectarte, como el calor. Pero aún así, en caso de que empieces a notar alguno de los síntomas que te he mencionado antes, deberás reaccionar siguiendo dos premisas básicas:
1. Para de Correr (del todo).
Cuando empieces a notar los síntomas, el mareo, la visión nublada y el malestar general debes cesar de inmediato el ejercicio. No vale con bajar un poco el ritmo o ir siquiera andando. Debes parar del todo.
De no ser así seguramente lo que consigas es agravar todavía más la situación. Si sigues moviéndote es probable que los síntomas se agudicen y te encuentres peor. Siéntate o incluso túmbate y recupérate poco a poco.
2. Repón tus Reservas de Glucógeno
Para poder recomponerte completamente debes ingerir un alimento o una bebida que contenga azúcar y que además sea de absorción rápida. De esta forma tu cuerpo lo podrá asimilar cuanto antes.
Puedes optar por bebidas o geles energéticos, un refresco con azúcar o una barrita energética. Pronto empezarás a encontrarte mejor, pero espera un rato antes de volver a ponerte de pie y regresar a casa.
¿Cómo puedo Prevenir una Pájara o Desfallecimiento?
Hemos visto los síntomas y las causas que pueden provocar el desfallecimiento mientras corres. Sin embargo, el mejor consejo es siempre la prevención para que nunca te ocurra o te vuelva a ocurrir. La alimentación va a ser la base fundamental.
Lo más recomendable es que ingieras alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, que son de asimilación lenta. Así tendrás las reservas de glucógeno al máximo antes de salir a correr. Los cereales, por ejemplo, pueden ser una buena opción.
Si vas a realizar un entrenamiento largo o vas a correr una maratón también es aconsejable que lleves contigo avituallamiento. No olvides coger tanto agua como geles o barritas energéticas para recuperarte cuando lo veas necesario.
En definitiva, podríamos decir que las claves para prevenir una pájara son:
- Estar correctamente hidratado (constantemente y en pequeñas cantidades).
- Llevar una buena alimentación (los carbohidratos son fundamentales en tu dieta).
- Ingerir alimentos o bebidas ricas en sales minerales (sodio, potasio, magnesio y calcio).
- No descuidar el nivel de tus reservas de glucógeno (lleva avituallamiento).
- No realizar sobreesfuerzos muy fuertes (bajar la intensidad cuando sea necesario).
Escucha Siempre a tu Cuerpo (y hazle caso…)
Lo importante es que conozcas bien tu cuerpo y sepas dónde están tus límites. Una vez lleves un tiempo corriendo sabrás cuándo es mejor bajar de intensidad o recargar energías.
Tanto principiantes como expertos pueden sufrir un desfallecimiento cuando menos lo esperen. Ya sabes lo que dicen, ¡la experiencia es un grado! Pero nunca debes bajar la guardia, así que ¡cuídate!.