Es posible que alguna vez hayas oído hablar del ácido láctico o lactato y lo hayas relacionado con la aparición de las agujetas y la fatiga, pero la verdad es que su relación con el rendimiento de los corredores es algo distinta.
Si quieres saber qué es y cómo afecta a tu rendimiento al correr, no dejes de leer este artículo.
¿Qué es el ácido láctico?
Según su definición, el ácido láctico o lactato es un compuesto químico que participa en diversos procesos dentro de tu cuerpo. Además, está comúnmente aceptado definirlo como un producto de desecho que aparece como consecuencia de la actividad anaeróbica, es decir, en presencia de poco oxígeno. Pero lo cierto es que esta sustancia se está formando en tu organismo continuamente, incluso cuando estás en reposo o cuando estás realizando ejercicio moderado.
Cuando corres a un ritmo lento, el lactato circula por tu torrente sanguíneo, y de hecho tu cuerpo lo utiliza como un intermediario metabólico para producir energía. Es decir, aparece pero no como una sustancia de desecho, sino como un subproducto al descomponer la glucosa en energía.
De hecho, si continúas corriendo a un ritmo lento, tu cuerpo va reconvirtiendo y reciclando ese ácido láctico en energía y va expulsando de forma eficiente los productos de desecho.
Aquí es donde alcanzarías lo que se conoce como umbral de lactato, que no es otra cosa que el punto en el que tu cuerpo genera una cantidad tan elevada de ácido láctico que ve reducida su fuerza muscular y aparece la necesidad de disminuir la velocidad.
Aunque pareciera que el culpable de estos efectos perjudiciales para el rendimiento fuera el ácido láctico, la verdad es que el aumento de la producción de lactato coincide con la aparición de la acidosis, que hace que tus músculos no puedan seguir trabajando a la misma intensidad y es causada por iones de hidrógeno que interfieren con la producción de energía, pero no es el lactato en sí el que la produce. De hecho, si tu cuerpo no produjera el ácido láctico, la acidosis se produciría mucho mas rápido y por tanto, la fatiga haría mella en ti bastante antes.
Si consigues realizar entrenamientos que en cierto modo, acostumbren a tu cuerpo a generar más ácido láctico, podrás evitar que aparezca la acidosis y de esa manera, podrás correr más rápido durante más tiempo. Por eso, al contrario de lo que pueda parecer en un principio, el ácido láctico puede ser tu aliado para correr durante más tiempo y más rápido.
3 Creencias relacionadas con el ácido láctico que no son ciertas
Por tanto, hay 3 mitos que quedarían destruidos con esta explicación, y son los siguientes:
1. El ácido láctico es la causa de aparición de quemazón en los músculos
Probablemente, si has realizado un entrenamiento muy intenso, has llegado a sentir una sensación de fuego en tus músculos, pero el responsable no es el ácido láctico
El ejemplo es claro cuando realizas sprints, ya que sometes a tus músculos a un ejercicio de mucha intensidad y por tanto, produces y necesitas mucha energía en este proceso para mantener esa intensidad. Es precisamente esa generación de energía la que produce el calor, pero no en sí el ácido láctico, ya que, como hemos dicho más arriba, este aparece como subproducto al transformar la glucosa en energía.
2. El lactato es un producto de deshecho y es responsable de la aparición de la fatiga
Como ya te he contado antes, era comúnmente aceptado el hecho de que el ácido láctico era un producto de desecho que se producía en los músculos durante la realización de una actividad, y se consideraba el causante de la fatiga muscular.
Nada más lejos de la realidad, ya que hoy en día existen suficientes evidencias que indican que tu cuerpo reutiliza ese lactato como fuente de energía para tus músculos. De hecho, se estima que aproximadamente un 75% del lactato que producen tus células musculares se recicla en glucosa y se utiliza como combustible, por lo que, realmente ayuda a retrasar la fatiga muscular en lugar de causarla.
3. El ácido láctico es el causante de la aparición de las agujetas
Cuando has sometido a tu cuerpo a un ejercicio intenso, es posible que tus músculos se hayan resentido del esfuerzo en forma de dolor muscular retardado, o lo que se conoce comúnmente como agujetas cuya principal característica es la aparición de sensibilidad muscular, pérdida de la fuerza e incluso del rango de movimiento. Suele aparecer un pico de estos síntomas a las 24 o 72 horas de haber realizado este ejercicio de forma intensa.
Generalmente se ha aceptado que las agujetas son consecuencia de la acumulación de ácido láctico en los músculos, pero esto se basaba en la creencia de que el ácido láctico se seguía produciendo incluso después de realizar la actividad física. De hecho el considerarlo como sustancia de desecho se atribuía a que se formaban una especie de ‘cristales’ dentro de los propios músculos que eran los que producían ese dolor tan característico.
Este es el mito más refutado, dado que diversas investigaciones han señalado que el ácido láctico comienza a eliminarse una hora después de realizar la actividad física, y no se ha podido establecer una correlación con la producción de ácido láctico al realizar ejercicio y la aparición del dolor muscular que se siente unos días más tarde.
De hecho, los estudios actuales apuntan que la principal causa de aparición de agujetas es la reacción inflamatoria que aparece como consecuencia de las microlesiones musculares y tendinosas que se producen al realizar un ejercicio muy intenso al que el músculo no está adaptado.
¡Conoce tu umbral de lactato para mejorar tu rendimiento al correr!
Ahora que sabes todo esto, puedes conocer cuál sería tu umbral de lactato y entrenar de forma que tu cuerpo se acostumbre a generar más ácido láctico y puedas retrasar la aparición de la acidosis y la fatiga. ¡Anímate a hacerlo!.