Es posible que en alguna ocasión hayas oído hablar de lo que es una prueba de esfuerzo y lo importante que puede ser realizarla si te dedicas o te vas a dedicar a practicar running, pero si no lo tienes tan claro o no has oído hablar de este concepto, voy a explicarte en este artículo en qué consiste exactamente esta prueba. ¿Me acompañas?
¿Por qué es importante realizar una prueba de esfuerzo antes de empezar a practicar running o si ya lo haces?
Siempre que vayas a realizar una actividad física debes hacerlo de una forma segura. Desgraciadamente, es cada vez más frecuente escuchar alguna mala noticia sobre algún accidente mientras se practicaba algún deporte con un desenlace fatal que puede causarte inquietud, no sólo en el colectivo runner sino en la sociedad en general. Aunque someterse a una prueba de esfuerzo no es la panacea que evitaría todas las muertes de corredores, sí podría hacerlo en muchas de ellas. Mediante este tipo de pruebas se pueden determinar tanto malformaciones como arritmias y otras disfunciones que pueden desencadenar un fatal desenlace, por lo que es importante someterse a ellas.
Por eso, puede decirse que hay dos utilidades en una prueba de esfuerzo:
- Desde un punto de vista médico, con esta prueba se puede determinar el comportamiento de tu corazón y tu sistema respiratorio a distintos niveles de esfuerzo, desde un ritmo suave hasta un ritmo que podría considerarse máximo. Si completas además esta fuerza con una ecocardiografía, puedes asegurarte que tu corazón no tiene problemas de funcionamiento y está plenamente capacitado para la práctica deportiva.
- Desde un punto de vista del entrenamiento, es la prueba que te va a indicar a qué ritmo debes correr para conocer tus umbrales aeróbico y anaeróbico, pudiendo determinar tus entrenamientos en base a ellos.
¿En qué consiste exactamente la prueba de esfuerzo?
Aunque hay varios tipos de pruebas de esfuerzo, para el caso del running esta prueba también llamada ergometría, consiste en correr en una cinta al mismo tiempo que te monitorizan mediante electrodos y miden parámetros como el ritmo del corazón, la presión arterial y la capacidad respiratoria a la vez que te sometes a distintos niveles de esfuerzo.
De esta forma se puede valorar tu salud en general y sobre todo tu evolución en distintos momentos como son en fase de reposo, esfuerzo y recuperación.
Para minimizar riesgos y valorar que no tengas ningún problema cardiológico, sería conveniente también que te realizaran una ecocardiografía para conocer datos importantes sobre la anatomía de tu corazón como el grosor de la pared ventricular, el tamaño de sus cavidades, la función de las válvulas cardíacas y así poder descartar una dolencia (miocardiopatía hipertrófica) que se relacionada con casi la mitad de muertes súbitas en menores de 35 años.
Para realizar la prueba y antes de subirte a la cinta, el médico deportivo te preguntará sobre tus hábitos de vida, tus antecedentes médicos familiares, además de medirte, pesarte, medir los pliegues de tu piel para calcular tanto tu porcentaje de grasa corporal como tu índice de masa corporal, te tomará la tensión y la frecuencia cardíaca y te auscultará.
A continuación, y con los electrodos colocados en el torso sujetos, tendrás que subirte a la cinta y te colocarán una máscara en la cara para realizar un análisis de gases, cuyo objetivo será medir el porcentaje de oxígeno que vas consumiendo y el de dióxido de carbono que vas expulsando. Puedes hacer también la prueba de esfuerzo sin hacer el análisis de gases, pero si lo que quieres es conocer tu rendimiento a distintos niveles de esfuerzo, es muy conveniente que la hagas dado que el consumo de oxígeno es un indicador de mucha importancia.
Comenzarás a correr a un ritmo muy suave y con una inclinación en la cinta que normalmente suele ser del 1%, es decir, casi imperceptible. Cada minuto o minuto y medio, la velocidad se irá aumentando en un 1 km/h sin variar la inclinación. Y así continuarás mientras tu cuerpo aguante. Al principio puede parecer que la máscara es un poco molesta, pero una vez que te concentres en mantener el ritmo que te impone la cinta, te olvidarás de ella. Cuando estés al límite y no puedas más, se lo indicarás al médico y éste irá aminorando la velocidad de la cinta progresivamente hasta parar del todo.
Mientras estás subido a la cinta, el aparato que lleva el control electrocardiográfico y el analizador de gases, habrán registrado todos los parámetros que indicarán tu rendimiento en carrera, y así se podrá determinar en qué ritmo y pulso se encuentran tus niveles aeróbico y anaeróbico, algo que te resultará muy útil para poder planificar luego tus entrenamientos.
Es posible que, dependiendo del centro donde la vayas a realizar, se haga con análisis sanguíneo en determinados momentos de la prueba, lo que implicaría que te vayan dando pequeños pinchacitos en la yema de un dedo para coger una pequeña muestra de sangre y poder medir así la acumulación de ácido láctico. Pero esto es más propio de los corredores profesionales, y si eres un corredor popular, no será necesario.
¿Cuándo es conveniente hacer esta prueba?
Un momento ideal para someterte a una, es cuando te has planteado algún objetivo deportivo o personal y vas a entrenar de una forma específica para alcanzarlo. Como el autoconocimiento es clave para definir objetivos que puedas cumplir, esta prueba te aportará muchos datos que vas a necesitar. Hay muchos casos de personas que están acostumbradas a practicar alguna actividad física o deportiva pero desconocen si tienen algún tipo de afección como puede ser hipertensión, una insuficiencia cardíaca o alguna alteración del ritmo cardíaco o incluso cardiopatías congénitas.
También está especialmente indicada en deportistas mayores de 35 años, tanto si practicas deporte de forma amateur, como si has estado mucho tiempo en inactividad, por lo que si este fuera tu caso, te conviene realizarla.
De todas formas, tienes que tener en cuenta que esta prueba mide tus capacidades de rendimiento en un momento dado, y es posible que estos valores varíen si te encuentras en un momento de forma determinado, es decir, los valores no serían los mismo cuando vienes de una etapa de descanso que cuando estás a tope de forma. Por eso, es normal que los atletas profesionales se hagan una a menudo y vean los cambios, y sin embargo, un corredor popular, puede hacerse la prueba cuando esté de forma a tope para medir los resultados.
También es posible que si te haces esta prueba en temporadas o años distintos en un momento en que estés en tu mejor forma, los resultados tampoco tienen por qué ser iguales, porque pueden influir muchos factores, como la edad, haber seguido un plan de entrenamiento adecuado o no o incluso el objetivo de carrera que te hayas fijado, ya que no se entrena igual cuando preparas una carrera de 10 km que un maratón, por ejemplo…etc.
¡Cuida tu salud también corriendo!
Lo importante de realizar esta prueba es cerciorarte antes de ponerte las zapatillas que no tienes ningún problema que te pueda causar algún susto, y por eso, es conveniente que te sometas a ella. Además, los resultados que obtengas de esta prueba te permitirán planificar tus entrenamientos para mejorar tu rendimiento, por lo que la aprovecharás doblemente. No lo dudes y, ¡anímate a realizarla!.